QUERIDO AMIGO

Querido amigo:

cuando recibas esta carta estaré sentado en mi pequeño planeta. Mi hermosa rosa se estirará desde su parterre y esbozará una sonrisa tan solo como ella es capaz de hacerlo, ¡qué hermosa es!

Sigo deshollinando mis volcanes, no sea que algún día entren en erupción y sigo manteniendo a raya a mis baobabs. La vida en el Asteroide B612 sigue siendo apacible y tranquila.

Hace mucho tiempo que dejé tu hermoso planeta y echo de menos sus puestas de sol, sus amaneceres, el sabor de la comida recién cocinada y la frescura del agua cuando tengo sed. Y sobre todo echo de menos a aquel zorro que supo domesticarme y a vosotros, los humanos, que sois capaces de realizar tan hermosas y a la vez tan oscuras cosas.

Mi carta es para invitaros a un viaje especial. Me gustaría que fuerais capaces de conocerme y a la vez de conoceros. Es por eso que os invito a adentraros en mi mundo. Un mundo pequeño, hecho a mi medida. Os invito a leer y os invito a comunicaros conmigo. Recibiréis mis cartas a medida que leáis el libro, a las que espero contestación.

Disfrutad de la lectura, como yo disfruto de mis numerosas puestas de sol.

Un saludo.

El Principito.

lunes

RESPUESTAS A LA NOVENA CARTA

Querido Principito:
lo que más me ha gustado de tu historia fue cuando conociste a tu rosa porque la cuidaste y hacías todo lo que ella te decía, que necesitaba un biombo tú le traías un biombo, que quería que la regaras, tú la regabas y que tenía frío por la noche y necesitaba una campana, tú le ponías una campana de cristal cada noche.
El personaje que más me ha gustado es la rosa porque era muy bella, tenía los pétalos rosas, el tallo verde con cuatro picos. Por lo bella que era te enamoraste de ella nada más que nació y como te dijo que como ella no había nadie y te encontraste con muchas iguales. Te enfadaste con ella, pero como te dijo el zorro que lo esencial es invisible a los ojos, la perdonaste.
Hasta siempre, Principito.

Silvia.


Querido Principito:
a mí lo que  más me ha gustado de tu historia es cuando te hiciste amigo del zorro. Y el personaje que más me ha parecido es la serpiente, porque contigo se portaba muy  bien, pero cuando te mordió y te pasó todo el veneno para tu cuerpo entonces desde ese episodio me pareció muy extraña la serpiente.
Un saludo.

Celia.

Estimado Principito:
Yo soy David. Y no quiero que esta historia llegue a su final por eso te voy a tener siempre en mi corazoncillo. Y si algún día llego a decir que este cuento no es cierto te intentaré recordar, bueno empezaré por ti. Lo que más me ha gustado es cuando ponías en orden tu pequeño planeta el asteroide B612. Pero la cosa que menos me ha gustado ha sido cuando dejaste a tu amada rosa solita. Creo que ya te he respondido a todo. ¡Ah, no! Me falta una cosa, me falta el personaje más extraño, bueno, para mí el personaje más extraño ha sido el borracho que bebía para olvidar que bebía.
Un besazo para ti y para tu rosa.
Adiós.
Tu amigo David.

Como dices tú esto ha llegado a su fin. Esta vez lo que me has pedido es difícil, no sé como decirte el momento que
más me ha gustado.Pero solo sé que uno de los mas lindos, ha sido cuando te encontraste con el borracho, porque 
él bebía para olvidar , y uno de los personajes que más extraño me ha parecido era el hombre de los negocios porque contaba  todas las estrellas y decía que como él las contaba a él le pertenecían, que egoísta .Lamento mucho  despedirme y  sepas que EL PRINCIPITO ha sido uno de los mejores libros que he leído

UN BESITO ANGELA.


Querido Principito:
Lo que más me ha gustado es cuando domesticó a la rosa. El personaje que más extraño me ha parecido ha sido el hombre de negocios. Habitaba en el cuarto planeta. El hombre de negocios estaba todo el rato contando las estrellas, por eso me parece extraño.
Un saludo.

Tu amiga Jésica.


viernes

¿DÓNDE ESTÁ?

Han transcurrido ya seis años y es la primera vez que relato esta historia. Los camaradas que me encontraron se alegraron de verme vivo. Estaba muy triste, pero les decía: "Es la fatiga..."
Con el tiempo encontré algo de consuelo. Tengo la certeza de que regresó a su planeta, pues, al despuntar el día, no hallé su cuerpo. Por las noches me gusta oír las estrellas. Suenan como si fueran millones de cascabeles.
He aquí algo extraordinario. Olvidé agregar la corra de cuero al bozal que dibujé para el principito. No habrá podido colocársela nunca. Me pregunto: "¿Qué habrá sucedido en su planeta? Tal vez el cordero haya devorado a la flor..."
Muchas veces me respondo: "Seguramente no". El principito sabe cuidar a su rosa poniéndola todas las noches bajo un globo de vidrio, al tiempo que vigila celosamente a su cordero...Y así me siento feliz. Y todas las estrellas ríen dulcemente.
Otras veces pienso: "Sería suficiente distraerse tan sólo una noche..., y olvidarse del globo de vidrio..., en ese caso el cordero saldría cuidadosamente a fin de no ser escuchado, y comería la flor durante la noche...¡Los cascabeles de pronto se transforman en lágrimas!...
Es realmente un gran misterio. Para vosotros que seguramente amáis también a mi hombrecito, nada en el mundo sigue siendo igual si en algún lugar, no se sabe dónde, un cordero que no conocemos ha comido, sí o no, a una rosa...
-Levantad los ojos al cielo y preguntad: ¿el cordero, sí o no, ha comido a la flor? Y veréis como todo cambia...
Os aseguro que no hallaréis persona mayor alguna, que comprenda la importancia que ello tiene, para quienes hemos conocido al principito.

Para mí, es éste al mismo tiempo, el más bello y triste paisaje del mundo. El mismo que el que lo precede, pero lo repito para que lo miréis con atención. Es aquí donde el principito apareció en este planeta y es también aquí donde finalmente desapareció.
Repasad esta imagen como para estar bien seguros que habréis de reconocerlo, si viajáis algún día a África, en el desierto. Si pasáis por allí os suplico: tened la gentileza de esperar; no os apuréis, aguardad unos instantes, exactamente debajo de la estrella. Si veis que un niño se os aproxima, ríe, tiene cabellos color oro, si no responde a vuestras preguntas, ya sabréis de quién se trata. ¡Sed bien gentiles entonces! Escribidme sin vacilar un instante, contadme que el principito ha regresado...

jueves

NOVENA CARTA


Queridos amigos:
Nuestro viaje llega a su fin. Creo que me voy a sentir un poco triste... es normal cuando alguien te domestica corre el riesgo de tener que sufrir cuando te alejas. Me ha gustado mucho compartir con vosotros mi historia. Me alegro de que hayáis experimentado la sensación de ser domesticado y de domesticar. No perdáis nunca la capacidad de asombraros, de conocer a las personas, de ser niños...
Ahora que conocéis todo de mí, me gustaría saber qué ha sido lo que más os ha gustado y qué personaje os ha parecido más extraño y por qué. Espero vuestras cartas.
Un saludo muy fuerte.



El principito.

RESPUESTA A LA OCTAVA CARTA

Querido Principito:

El aviador se fue a tu planeta, al Asteroide B612.
Besitos.
Adiós.

David


Querido Principito:
Cuando el aviador se enteró, te fue a ver a tu planeta.
Un saludo.

Celia.
Querido Principito:
Pienso que arregló el avión y se fue con él.
Raúl.


Querido Principito:
Creo que el aviador consiguió arreglar el avión y se marchó para su país y siempre tendrá en su corazón tu historia.
Un beso.
Silvia.

Querido Principito:
Cuando te mordió la serpiente el aviador te vio y te llevó a un hospital. Cuando te recuperaste el aviador te llevó a su casa para cuidarte y darte de comer.
Un abrazo.
Víctor.

Querido Principito: 
el aviador consiguió arreglar su avión, y cuando estaba a punto de irse sentía que
tenia que hacer algo,entonces fue al asteroide B612  y el principito estaba allí entonces le absorbió es veneno y el principito quedó eternamente agradecido de su inolvidable amigo.
Un besazo.

Ángela

EL PRINCIPITO


miércoles

OCTAVA CARTA


Queridos amigos:
Sé que os habéis quedado un poco triste al leer mi relato de cómo regresé a mi planeta. Pero mi cuerpo era demasiado pesado para llevarlo en este viaje. Ya sabéis mi historia. Por qué echó de menos a mi zorro y al aviador que fue mi amigo. Pero no os apenéis tengo millones de fuentes que me dan cada noche de beber.
Me gustaría que imaginarais qué sucedió con el aviador. ¿Qué hizo después?
Un saludo muy fuerte, desde el asteroide B612, creo que me habéis domesticado...


El principito.

¿CAMINARÍAS CONMIGO HASTA UN POZO? ¿ES HORA DE PARTIR?

-Buenos días-dijo el principito.
-Buenos días-dijo el guardaagujas.
-¿Qué haces aquí?-preguntó el principito.
-Clasifico a los viajeros por grupos de mil-respondió el guardaagujas- Despacho los trenes que los trasladan, tanto hacia una dirección como hacia la otra.
Un rápido tren rugiendo como un trueno, hizo temblar la cabina.
-Llevan mucha prisa-dijo el principito- ¿Qué buscan?
-No lo sabe ni aún el que conduce la locomotora-afirmó el guardaagujas.
Otro tren rugió, pasando en sentido inverso al anterior.
-¿Ya regresan?-preguntó el principito.
-No son los mismos-dijo el guardaagujas- Es un cambio.
-¿No estaban contentos donde estaban?
-Nadie está nunca conforme donde está-dijo el guardaagujas, mientras rugía el tercer tren.
-¿Persiguen a los primeros viajeros?-preguntó intrigado el principito.
-No persiguen absolutamente nada-respondió el guardaagujas- Allí dentro bostezan o se quedan dormidos. Únicamente los niños aplastan sus narices contra los vidrios.
-Sólo los niños tienen claro lo que buscan-dijo el principito- Pierden el tiempo por una muñeca de trapo que termina transformándose en algo sumamente importante. Si se les quita la muñeca, comienzan a llorar...
-Tienen suerte-continuó el guardaagujas.


-Buenos días-saludó el principito.
-Buenos días-contestó el mercader.
Era un mercader de píldoras que quitan la sed. Se toma una por semana y no se siente más la necesidad de beber.
-¿Para qué vendes eso?-quiso averiguar el principito.
-Para economizar tiempo-dijo el mercader- Investigadores han podido calcular que se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.
-¿Qué se hace con los minutos ahorrados?.
-Lo que se quiere...
"Yo, se dijo el principito, si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, caminaría muy suavemente hacia una fuente..."


Era ya el octavo día en medio del desierto, y había escuchado la historia del mercader, mientras bebía la última gota de agua que quedaba.
-¡Ah!-dije al principito- Tus recuerdos son bien lindos, pero todavía no he podido reparar mi avión, ya no queda nada para beber y también sería feliz si pudiera caminar muy suavemente hacia una fuente.
-Mi amigo el zorro...-me dijo.
-Mi pequeño hombrecito, ¡ya no se trata más del zorro!
-¿Por qué?-preguntó algo indignado el principito.
-Porque vamos a morir de sed...
Sin comprender mi explicación agregó:
-Es bueno haber tenido un amigo, aún si vamos a morir. Yo estoy muy contento de haber tenido un amigo zorro...
"No mide el peligro-me dije- Jamás tiene hambre ni sed... Un poco de sol le basta..."
Me miró y dijo como respondiendo a mis pensamientos:
-También tengo sed... Busquemos un pozo...
Tuve un gesto de cansancio: es absurdo buscar un pozo, al azar, en la inmensidad del desierto. Sin embargo, emprendimos la marcha.


Caminamos horas en silencio hasta que cayó la noche y las estrellas comenzaron a brillar. Las veía como en sueños, con un poco de fiebre, a causa de mi sed. Las palabras del principito danzaban en mi memoria:
-¿Tú también tienes sed?-pregunté.
No me respondió. Simplemente me dijo:
-El agua también puede ser buena para el corazón...
Me resultaba ciertamente complicado comprender su respuesta, pero como sabía que era mejor no interrogarlo, me callé...


Estaba fatigado. Se sentó y yo cerca de él. Luego de un silencio dijo:
-Las estrellas son bellas, por una flor que no se ve...
"Seguramente"-dije- Sin hablar, miré las ondulaciones de la arena bajo la luna.
-El desierto es bello-agregó.
Es verdad. Siempre he amado el desierto. Puede uno sentarse sobre un médano de arena. No se ve nada. No se oye nada. Y sin embargo, algo resplandece en el mágico silencio.
-Lo que embellece aún más al desierto-dijo el principito-, es que escode un pozo en cualquier parte, en el sitio menos esperado...
Comprendí de pronto el misterio del resplandor de la arena. Cuando era jovencito, vivía en una casa muy antigua y contaba la leyenda que allí había un tesoro escondido. Nadie pudo descubrirlo y quizá nadie lo haya buscado. Sin embargo, encantaba toda la casa. Mi casa guardaba un secreto en el fondo de su corazón...
-Sí-dije al principito-; se trate de la casa, de las estrellas o bien del desierto mismo, lo que indudablemente  los embellece es invisible.
-Así es como piensa mi zorro, me gusta que estés de acuerdo con él-dijo.
Tomé en mis brazos al principito que había quedado dormido, y proseguí la marcha. Estaba emocionado. Me parecía estar cargando un frágil tesoro. Me parecía también que no había nada más frágil sobre la Tierra. A la luz de la luna, miré su frente,  sus ojos cerrados, los cabellos dorados movidos por el viento, y me dije: "Lo que veo, aquí, es sólo una corteza. Lo más importante es invisible..."
Como sus labios entreabiertos esbozaran una suave sonrisa, me dije: "Lo que me emociona  tanto en este principito dormido es su fidelidad por una flor, es la imagen de una rosa que resplandece en él  como la llama de una lámpara, aún cuando duerme..." Y lo sentí más frágil todavía. Es  necesario proteger a las lámparas: un golpe de viento puede apagarlas...
Y así, caminando lentamente, descubrí el pozo al amanecer.



-Los hombres-dijo el principito- se encierran en los rápidos sin saber lo que buscan. Esto los agita y comienzan a dar vueltas... No vale la pena...
El pozo que habíamos hallado era bien extraño para un desierto, mas bien parecía el pozo de una aldea.
-Es raro-dije al principito- Todo está ya preparado: la roldana, el balde, la cuerda...
Rió, tocó la cuerda e hizo mover la roldana que gimió como una vieja veleta cuando el viento ha dormido mucho.
-¿Oyes?-preguntó el principito- Hemos despertado al pozo y pozo canta...
-Déjame a mí-le dije. Es demasiado pesado para ti.
Icé lentamente el balde hasta el brocal. Lo asenté bien. En mis oídos seguía cantando la roldana y en el agua, que temblaba aún, vi temblar el sol.
Tengo sed de esta agua-dijo el principito- Dame de beber...
Y comprendí lo que había buscado.
Levanté el balde hasta sus labios. Bebió con los ojos cerrados. Todo era bello como una fiesta. El agua no era un alimento. Había nacido del caminar bajo las estrellas, del canto de la roldana, del esfuerzo de mis brazos. Era bueno para el corazón, como un regalo. Cuando yo era pequeño, la luz del árbol de Navidad, la música de la misa de medianoche, la dulzura de las sonrisas formaban todo el resplandor del regalo de Navidad que recibía.
-En tu tierra-dijo el principito-, los hombres cultivan cinco mil rosas en un mismo lugar...Y no encuentran lo que buscan...
-No lo encuentran...-dije.
-Y, sin embargo, lo que buscan podría encontrarse en una sola rosa o en un poco de agua...
-Seguramente-afirmé.
-Pero los ojos están ciegos. Es necesario buscar con el corazón.
Yo había bebido. Respiraba bien. La arena, al nacer el día, se mostraba color miel. Me sentía feliz también con ese color de miel. ¿Por qué habría de apenarme?
-Necesito que cumplas tu promesa-me dijo dulcemente el principito al tiempo que se sentaba cerca mío.
-¿Y cuál es esa promesa?
-Un bozal para mi cordero... ¡soy responsable de mi flor!
Tomé de mi bolsillo los bosquejos de dibujo. Al verlos, el principito rió y dijo;
-Tus baobabs son bien parecidos a los repollos...
-¡Oh! ¡Estaba muy orgulloso de ellos!
-Tu zorro... las orejas...parecen cuernos...¡y son demasiado largas!-dijo todavía riendo.
-Eres injusto, hombrecito; yo no sabía dibujar más que boas abiertas y cerradas.
-¡Oh, está bien!-dijo- Los niños saben.
Dibujé como pude un bozal y sentí una opresión en mi corazón al dárselo.
-Veo que tienes proyectos que desconozco...
Me dijo:
-Sabes, mi caída sobre la Tierra... mañana será el aniversario...
Luego de un silencio:
-Caí muy cerca de aquí-dijo y se sonrojó.
Y de nuevo, sin comprender por qué, sentí un extraño pesar.
-Entonces, no te paseabas por casualidad la mañana que te conocí, hace ocho días, así, solo, a mil millas de toda región habitada. ¿Volvías hacia el punto de tu caída?
El principito enrojeció otra vez y dije vacilando;
-¿Quizá por el aniversario...?
Nuevamente enrojeció el principito. Nunca respondía a las preguntas pero... cuando uno se enrojece significa "sí", ¿no es cierto?
-¡Ah!-le dije- Temo...
-Ahora debes continuar tu trabajo-dijo interrumpiéndome- Debes volver a tu avión. Aquí te esperaré. Regresa mañana por la tarde...
No me quedaba tranquilo. Me acordaba del zorro. Si uno se deja domesticar, corre el riesgo de llorar un poco...

A un lado del pozo, se levantaba una ruina de un viejo muro pedroso. Mientras trabajaba al día siguiente, podía distinguir a lo lejos al hombrecito sentado allí arriba, con sus piernas colgando. Pude oír que hablaba:
-¿No lo recuerdas?-decía- ¡No es exactamente aquí!
Deduzco que una voz le respondió, pues el principito contestó:
-¡Sí! ¡Sí! Es el día, pero estoy seguro que el lugar no es éste...
Emprendí mi vuelta hacia el muro. No veía ni oía a nadie. El principito nuevamente dijo:
-...Seguro. Te fijarás en qué lugar comienza mi huella en la arena. Espérame allí esta misma noche.
A veinte metros del muro y todavía no veía a nadie con quien el principito pudiera seguir hablando...
Agregó todavía:
-¿Dará buen resultado tu veneno? No sufriré por mucho, ¿verdad?
Con el corazón oprimido me detuve sin comprender.
-Márchate ahora...-dijo- ¡Quisiera descender!
Bajé la mirada hacia el pie del muro y... ¡di un salto! Inclinada hacia el principito, amenazaba una de esas serpientes amarillas que os matan en treinta segundos. Corría mientras buscaba mi revólver, pero al oír el ruido, la serpiente se deslizó por dentro de la arena hasta desaparecer como un chorro de agua que muere.
Llegué al muro en el instante indicado como para recibir al principito en mis brazos, quien se hallaba pálido como la nieve.
-¿De qué se trata esta historia? Ignoraba que hablaras con serpientes.
Mojé sus sienes, le di de beber y aflojé su eterna bufanda de oro. No me atreví a preguntar nada. Mirándome gravemente, rodeó mi cuello con sus pequeños brazos. Su corazón latía como el de un pájaro que muere, herido por una carabina. Me dijo:
-Me alegra mucho que hayas dado con el desperfecto de tu máquina. Podrás regresar a tu casa...
-¿Cómo lo sabes?
Justamente, era lo que venía a comunicarle. Contra toda esperanza, finalmente mi trabajo tuvo éxito.
Sin responder a mi pregunta agregó:
-También yo hoy vuelvo a casa...
Algo triste prosiguió:
-Es mucho más lejos, es más difícil...
Lo abracé contra mi pecho como a un niño y parecía escurrirse hacia un oscuro abismo sin poder hacer nada por retenerlo...
-¡Ah! ¿Sabes? Tengo tu cordero, su caja y también su bozal...
Sonrió con melancolía.
-Has tenido miedo, hombrecito.
Sin duda que lo había tenido.
-Esta noche tendré mucho más...
Un frío helado recorrió mi cuerpo por la certeza de lo irreparable. No soportaría la idea de no escuchar nunca más la música de su risa. Era para mí como una fuente en el desierto.
-Hombrecito... quiero escuchar tu risa otra vez...
Me dijo:
-Esta noche se cumplirá un año. Mi estrella estará exactamente sobre el mismo sitio donde caí el año pasado...
-Dime que es una pesadilla la historia de la serpiente, la cita y la estrella...
No respondió y dijo:
-No se ve lo que es importante...
-Seguro que no...
-Es como una flor. Si la flor que amas se encuentra en una estrella, da alegría mirar el cielo por la noche. Es como si todas las estrellas florecieran.
-Seguramente...
-Como el agua, la que me has dado... Era como una música, ¿recuerdas? Era dulce...
-Seguramente.
-Mirarás por la noche las estrellas. No sabrás exactamente cuál es la mía pues mi casa es demasiado pequeña. Pero será mejor así. Para tí mi estrella será alguna de todas ellas; te agradará mirarlas y todas serán tus amigas. Luego te haré un regalo...
Rió nuevamente.
-¡Ah! ¡cómo me gusta oír tu risa!
-Precisamente, será mi regalo... será como el agua...
-No comprendo.
-Las estrellas no significan lo mismo para todas las personas. Para algunos viajeros son guías. Para otros no son más que lucecitas. Para los sabios son problemas. Para mi hombre de negocios eran oro. Ninguna de esas estrellas habla. En cambio tú..., tendrás estrellas como ninguno ha tenido.
-¿Qué intentas decirme?
-Por las noches tú mirarás el cielo. Como yo habitaré y reiré en una de ellas, será para tí como si rieran todas las estrellas. Tú poseerás estrellas que saben reír.
Volvió a reír.
-Cuando hayas encontrado consuelo (siempre se encuentra), te alegrarás por haberme conocido. Siempre seremos amigos. Sentirás el deseo de reír conmigo. Y abrirás, a veces,  tu ventana, así... por placer... Y tus amigos se asombrarán al verte reír mirando el cielo. Les dirás: "Sí, las estrellas siempre me hacen reír". Y ellos te creerán loco. Te habré hecho una muy mala jugada...
Volvió a reír:
-Será como si te hubiera dado en lugar de estrellas...un montón de cascabelitos que saben reír...
Rió nuevamente. Después se puso serio.
-Esta noche... sabes?... no vengas.
-No me separaré de ti.
-Parecerá que sufro... Parecerá un poco que me muero.  Es asi. No vengas a verlo, no vale la pena...
-No me separaré de ti.
Estaba inquieto.
-Te digo esto también por la serpiente. Ella no debe morderte... las serpientes son malas, muerden muchas veces por placer...
-Hombrecito..., no me separaré de ti.
Algo pareció tranquilizarlo:
-Es cierto que no tienen veneno en la segunda mordedura...
Esa noche no lo vi marcharse. Se evadió sin ruido.
Cuando logré alcanzarlo, caminaba decidido, con paso rápido. Me dijo:-¡Ah! Estás ahí...
Me tomó de la mano pero siguió atormentándose:
-Has hecho mal. Sufrirás. Parecerá que he muerto y no será verdad...
Yo callaba.
-Comprende que es demasiado lejos. No puedo llevar mi pesado cuerpo allí.
Yo seguía sin hablar.
-Pero será como una vieja corteza abandonada. No son tristes las viejas cortezas, ¿verdad?
-Yo callaba.
Hacía esfuerzos para no descorazonarse:
-¿Sabes?, será agradable. Yo también miraré las estrellas. Todas las estrellas serán pozos con una roldana enmohecida. Todas las estrellas me darán de beber...
-Yo continuaba en silencio.
-¡Será tan divertido! Tendrás quinientos millones de cascabeles y tendré quinientos millones de fuentes...
Pero también calló, porque lloraba...
Mira, es allá. Déjame avanzar un paso, solo.
Se sentó porque tenía miedo.
Dijo:
-¿Sabes?... mi flor.. soy responsable. ¡Ella es tan débil! Y ¡tan ingenua! Tiene cuatro espinas insignificantes para protegerse contra el mundo...
Me senté porque ya no me era posible mantenerme de pie.
El principito dijo:
-Bien... es todo...
Vaciló un instante, al cabo del cual se levantó. Dio un paso. Yo no podía moverme.
No hubo nada más que un relámpago amarillo cerca de su tobillo. Quedó inmóvil un instante. No gritó. Cayó suavemente como cae un árbol. En la arena, ni siquiera hizo ruido.